¿En qué se fundamenta la Conciencia Corporal?
“La relajación es la puerta de acceso a la conciencia.”
– Marion Rosen
Varios principios se integran en el trabajo de Conciencia Corporal. Todos confluyen en el interés por recuperar y desplegar las capacidades naturales del cuerpo: sentir, moverse, conectar y relajarse.
La conciencia Corporal toma a la persona como un todo integrado en el cuerpo y mente, sensaciones, emociones y pensamientos conforman una unidad psicosomática dinámica.
Parte de que es el estado de relajación el que posibilita los cambios de conciencia y expande la visión de uno mismo. Una relajación que permite regresar al centro, a la neutralidad, desde donde surge y regresa la acción, el estado en el que toda la energía vital vuelve a estar disponible.
La sensibilización Corporal
Nuestros canales naturales de aprendizaje y conocimiento son los sentidos. Con ellos percibimos el mundo y nos percibimos a nosotros mismos. Las experiencias sensoriales van formando la memoria corporal que condiciona la respuesta ante estímulos actuales. Ante situaciones traumáticas y dolorosas creamos inconscientemente una respuesta protectora de hipersensibilidad o insensibilidad.
El pertimirnos”sentir” y confiar en los sentidos, puede ayudar a expresar y re-significar experiencias pasadas para sanar, ampliar y renovar la percepción de la realidad y de nosotros mismos. Recuperar que “sentir” es una manera de “saber”, de “sabernos”, nos restituye como unidad psicosomática.
El movimiento sin esfuerzo
El cuerpo está hecho para el movimiento, voluntario e involuntario: el corazón late, los pulmones respiran, la sangre circula, los músculos se contraen y estiran, las articulaciones se lubrican y los estímulos nerviosos recorren el cuerpo incansablemente.
La tensión crónica y el sedentarismo van creando barreras musculares que entorpecen y fuerzan el movimiento natural del organismo. Moverse pesa, cansa, duele, deja de ser el placentero fluir del cuerpo.
A través de movimientos suaves y simples el cuerpo suelta esas cargas y se re-conecta internamente; entonces, se abren espacios bloqueados, se ejercitan zonas abandonadas y se fortalecen los lugares lastimados.
El cuerpo recupera su soltura, equilibrio y armonía original devolviéndole al movimiento su gozo natural.
El contacto sanador
El cuerpo nos revela, expresa claramente lo que sucede en el interior: lo que se necesita ocultar, negar, reprimir, demostrar, valorar o despreciar; y esto lo hace a través de la musculatura. Son los músculos con su capacidad móvil los que contraen o relajan, guardan o expresan.
Con nuestros hábitos emocionales inconscientes alteramos la proporción natural del cuerpo; las distintas partes del cuerpo se agrandan o empequeñece, se expanden o reducen, se aplanan o engrosa, según se requiera. Las zonas comprometidas limitan la respiración, reducen el movimiento articular, dificultan la circulación sanguínea, y rigidizan y debilitan el tono muscular.
Un contacto suave y respetuoso en esa zonas ayuda a restablecer su funcionalidad física y emocional, permitiendo que se lleve a la conciencia lo que se ha tenido guardado en el inconsciente.
La música es otro elemento importante en la propuesta de conciencia corporal. La música le habla al cuerpo, entabla una comunicación orgánica directa tanto en movimiento como en la quietud. Al movimiento lo sostiene, le da el ritmo, el tono y la frecuencia para su ejecución. En la quietud, la música lleva la atención hacia adentro, su vibración crea un canal de conexión para explorar zonas más profundas. La música envuelve, penetra y ambienta el trabajo de conciencia corporal.
Aprovechamos para agradecer, con cariño y admiración, a las maestras que nos enseñaron estos caminos:
- Dra. Yolanda González, especialista argentina en Psicomotricidad Relacional.
- Mtra. Guadalupe Maldonado, especialista en musicoterapia.
- Mtra. Marion Rosen, fisioterapeuta alemana fundadora del Método Rosen del Movimiento y Contacto.
- Mtra. Theresa García, Senior Teacher del Método y Directora de enseñanza de la Escuela Rosen en México.